martes, agosto 29, 2006

Indeterminación.

Cada día aprendo algo nuevo
y no es nada nuevo esto que digo.
Hay caminos que llevan a palabras
y palabras que te desnudan en los acentos.
No recuerdo escaleras que lleven a ningún lugar
ni lugares que no hayas visitado ya.
Volvería, sin duda, a recorrerlo todo por ti,
a deshacer cada letra de lo aprendido,
habitantes de nuestros rincones hechos piel.
Y sin embargo, sigo temiendo que me leas,
que te veas en lo que escribo.

Temo que vuelvas a llamarme,
que vuelvas al principio.

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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).

lunes, agosto 28, 2006

Al otro lado.

Me expongo a ser apedreado bajo el arco
como centinela hecho de madera
y sonrisa volátil con fragilidad y deseo.
Algunas noches pienso que serás tú,
heredera de todas estas palabras,
capaz de cruzar sin saberme mirar
con sabor del lenguaje lejos de saludar.
Pero me empeño en buscarte en otras
que cruzan también sin mirar
con peligro de encontrarnos al otro lado
en plena disputa por la impertinencia
de quien tirará todo esto a la basura
y quién de los dos vagará por las calles
buscando los resquicios de todas las noches
que pasé bajo un arco soñando tus brazos.

Y quizás ni siquiera sea esto lo que pretendimos
ni las horas en vela pensando en encontrar a otros parajes,
nuevas palabras y conversaciones que no te recuerden a mí.
Aunque no lo sepas.

Luego amanece y se vuelve a la rutina diaria
llena de cosas por hacer, lugares por visitar
y la espera de que algún día sea aquella rubia al otro lado.


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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).

viernes, agosto 18, 2006

Olor a tierra mojada.

Palpo mi cuerpo sin recordar llevar nada
buscando el bolsillo donde suelo guardar
los momentos que pasé contigo y las llaves,
pero sólo encuentro sudor y no es el mío.

Esta noche me siento falto de todo.

Será el calor, las horas delante del ordenador,
mis pies que se hinchan y todo el camino por recorrer.
Ni siquiera me sangra ya la nariz,
ni siento que entre el mínimo soplo por la ventana,
ni nuevos amaneceres despierten a esta cama sin hacer.

Tanta humedad y ni el mínimo recuerdo de lluvia.

La televisión ha dejado de verse,
algo falló en alta mar, alguien naufragó de nuevo.
Y dicen que vuelven las tormentas de verano,
aquellas que nos acosaron en otras estaciones,
las que encendía las noches cuando se apagaban otras vidas.

Tanta programación y ni rastro de ti.

Te habrás quedado todo el agua,
como te quedaste con este sudor que recuerdo tuyo,
y que me antoja pensar que aun guardo en frasco pequeño
como los buenos perfumes y los mejores venenos.

Luz en otro cuarto nunca contiguo.

Te habrás quedado todo el agua, e insisto
pero tan sólo es tierra en los coches
y la tristeza de ir a trabajar oliendo a sueño mojado
o aliento de boca de tabaco y años de silencio, y golpes.

Y, de repente, caen las llaves. Y te despiertas.


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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).

lunes, agosto 14, 2006

Tiempo incierto.

Te espero y pasa un minuto.
Ni siquiera lo cuento pero pesa,
no por el tiempo ni sus 60 segundos,
ni por el ruido de mi respiración
que sigue la curva de quien no me espera,
sino por la turbulencia esclava del reloj
que no entiende de nocturnidad
ni de mañanas esperando despertar a tu lado.
Porque este juguete del diablo suena,
si parara la ciudad y tu corazón
estos latidos no saldrían de tu pecho,
sino del leve murmullo de agua
del final incierto de este minuto
que no para en salas de espera
y alarga nuestra despedida.


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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).

jueves, agosto 03, 2006

Tras-él-papel.

Se deshoja el libro y te veo desde este final
firmando el Índice sin decir nada.
Mientras caen los años como estas hojas
ni siquiera alcanzo a comprender las firmas,
ni la numeración de las páginas que eran nuestras,
ahora que las ha hecho suyas un borrón.
En algunas alcanzo a leer que eres feliz,
que ya nada te preocupa,
que tu vida es mucho mejor sin mí
sin la necesidad de encontrarme tras el teléfono,
sin leer tu nombre escrito entre líneas,
simplemente, sin mí.
Y no me preocuparía si no pensara que
cuando caiga toda nuestra vida traspapelada
se habrán perdido las palabras que quedaban por decir.


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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).