lunes, enero 30, 2006

Rutina.

Me deshojo por dentro y a cada paso
un miembro pierdo.
No siento las costillas ni las fuerzas
para recoger ahora los pulmones
que tanta precariedad les ha dejado esta ciudad.
Hay lugares de mi geografía que jamás sentí.
Cae mi estómago y se rebosa lleno,
alimentando la tierra y al niño huesudo.
Pero la vida se nos llena de cuervos
que pican sólo la paja que a nuestros
costados dejamos adherir.
Reinvento nuevos pasos y siguen cayendo
los pequeños secretos de este cuerpo
que alguna vez creí mío.
Son sólo palabras y órganos.
Y el corazón hundido, casi hueco,
tan derribado no se marchita
porque ya no encuentra donde beber,
aunque algunos se desmoronen en las barras.
Mi cabeza pendiente a los horarios de oficina,
al tráfico lento y a las salidas de los colegios.
El cerebro como un embudo recoge
la necesidad de verte y el pensamiento
de haberlo perdido todo en el camino
que recorro hasta ti mientras me deshojo por dentro.


...
Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).