Desencuentro.

Primero pienso en tu cabeza recostada
mirando las luces escapar del metro.
Luego imagino que escribes, y te veo.
Por fin me hago real, ente capaz de tocar
pero sin boca que te hable, ni besar.
Me dibujas en carbón de afilado lápiz
y puntualizas mi torpeza a la hora de mirarte.
No sé disimular.
Desde aquí no alcanzo a ver lo que dices
y temo no poder leer nunca lo que piensas,
por eso dibujo estás palabras que me das
y me dedico a cambiarles el orden.
Intento afilar y acertar con el verbo
todas las miradas que no intuyes darme,
y te dibujo a veces triste, a veces sola
pero siempre hermosa, siempre tú.
Me empeño en buscar tus manos
en coreografía casi perfecta sino fuera
que no atiendes mis gestos.
Ahora te intuyo leyendo estas lineas y
no me importaría que las firmaras tú.


...
Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).